metamorfosis

Desacostumbrandome a lo habitual empiezo a escribir palabras que no quieren salir.......
escondí los disfrazes en el placard de mi hermano y los tapé con las camisetas todas apestosas que guarda para que mamá no las estropeé en el lavarropas. Claro, en ese sentido lo apoyo, las camisetas de la selección que les achicó con el fucking centrifugado en el que solo Alicita confía.
En fin, dejando de lado los malos habitues de mamá, creí que ese placard que antes era mío serviría para tapar un poco de lo que todos usualmente ven.
Quise desatar por unos segundos a la nena que me gusta recuperar a veces, tirandome arriba de la abu y haciendole cara de triste y desprotegida para que me haga panqueques para llevar a Buenos Aires. Lo jodí a papá en su "sala de estudio" y obviamente a Ali cuando lavaba los platos. Al que nunca puedo molestar es a Gerar, mi hermano, porque ese si que reacciona. Yo no se a quien pudo haber salido tan obstinado y por sobre todo soverbio. El papel de la nena con él no va. Siempre digo que sus dieciocho años son más adultos que mis casi veinte.
Después de mi teatro de chica de catorce años, Gerardo me hizo entrar en razón:
-"flaca, tenés veinte años, dejate de joder!!, porque no te conectás a la Tierra y dejás de volar en la estratófera"
Como siempre, el respeto que se supo ganar de mi parte, funcionó y volví al placard. Me sentí tremendamente humillada, y después de un grito que salió como un arma del orgullo, me puse el disfraz y le puse play al grabador. Era momento de la metamorfosis. Metamorfosis que se llevaba con ella, ganas de llorar (mi hermano es el único que me hace llorar porque pone en práctica una psicología que solo con 4 o 5 palabras me deja sin habla).
Ahi viene, supuse. Desconsolada lo abrasé e incomprensiblemente me abrazó.
-"Sabés que te quiero gorda".
......era todo lo que necesitaba.