22 noviembre 2010

Porque sí

Sentir la alegría de ver desde arriba la sonrisa, abismal por momentos, que me golpeaba la cabeza para llamar un poco la atención. Esa atención que cuesta focalizar solo porque sí.
La sigo viendo, porque esta ahí, porque no se va, ¿que puedo hacer?, ya está. Aprendemos a vivir con las derrotas de batallas no luchadas. Básicamente, una "guerra civil". 
Guerra civil fue después. Porque lentamente la sonrisa empezó a comer todo lo que comenzaba a ser vital. 
Dicen que si no conoces, no materializas, no logras encarnar lo que te carcome la cabeza, no podes sentir así.
Entonces declaré y declaro, porque sí, la guerra a lo que tiene que ser, a la causa estática que a todos les hace suponer que es el momento culmine por el que se pueden dar la cabeza contra la pared. 
Guerra civil entre dos cuerpos. Impermeables uno del otro, porque alguien dijo que así tenía que ser. Porque una sonrisa no puede arrancar el cerebro, escurrirlo, amasarlo y tirarlo contra la pared.
¿Por qué?
Porque sí. Entonces guerra civil interna, entre el consciente y el inconsciente. 
Guerra civil entre miradas. Que no tenían que ser, según la lógica del resto. Porque las piernas tiemblan, se estremecen, en fin, se desequilibran. Su lógica de los hechos se desteje y queda desparramada ahí en el piso.
Porque siento, ahí en lo profundo de mis intestinos, que cuando miras para acá, empiezo a negociar la diplomacia, porque sí. 
Porque espero que alguien se haya sentido así para poder seguir caminando en el asfalto día tras día, por el resto de su vida. 

02 agosto 2010

Sin dudas mañana.

¿Y ahora que me pedís? Porque de lo abstracto ya me cansé ni hablar de los suelos en los que me he apoyado todo este tiempo, que sin duda son bastantes. Por lo menos todos los que hemos compartido. Para que hablar de las noches desenfrenadas, en las que me iba sola y en la cama aparecías cuando solo cerraba los ojos. Los detalles no me salen pero si los unimos serían las noches perfectas que tal vez ambos compartimos sin saberlo cuando nos ahogábamos con las sábanas para creernos mucho más cada fantasía.

Fantasía de dos desconocidos que conocidos sin embargo, se encuentran en un lugar especial, que solo promete ser cómodo por lo menos para un fin compartido. Sin romanticismo ni charlas redundantes, porque ya demás se ha hablado, se ha discutido y se ha cerrado la puerta para no volver.

Entre euforia y competencia por quien aguanta más, como siempre, la carrera contra el tiempo y la anacronía de las presencias-ausencias que se han convertido en el denominador común de todos los “momentos”.

Con los brazos abiertos la lucha es implacable con un empate de orgullos que lentamente se van derritiendo, sin metáforas mediantes. La ropa se funde como si el calor de adentro la quitara a arañazos, si fuesen uñas pensaría que son garras.

Y ahora ahí estás. Agotado de tanta saña, desparramado en cuerpo y conciencia entre las sabanas que no distingo. Porque ahí te tengo entre mis piernas, vacío de soberbia y cansado de fingir.

Como un deja vú, te tengo en el pecho como sos. Ya no sos lo que decís ser aunque me pareció imaginarte así, hace mucho cuando todo era imposible y las ganas siempre tenían algún reservorio más o menos oculto. Ya no hace falta mirarnos durante horas inmóviles atentos a los movimientos mutuos, ya estas acá.

Estoy porque te tengo acá, justo donde quiero, porque me sentís y me respiras de cerca. Justo donde queres.

Porque ya me sé el final…

Porque mañana no sé qué locura estaba pensando ayer.

Porque mañana te arden las uñas en la espalda.

Porque mañana te llamo y te doy la revancha.

21 junio 2010

¿Sí?

No todo es tan complicado, solo es cuestión de cambiar la actitud. Ese paradigma cerrado en el que a veces vivimos para que las cosas no se hagan tan difíciles. Porque de dificultades vivimos. Dicen que la vida es un obstáculo que tenemos que atravesar.
Pero caminar la vida sufriendo porque así es más fácil ya no tiene sentido. Y el sentido no es lo que tendría que ser sino lo que nosotros le damos a las cosas. No a cualquier cosa sino a todo.
Y el miedo es muy traicionero, porque nos hace ver un abismo donde no lo hay. La cabeza es la madre creadora de todo.
Ya no sirve soñar con lo imposible, porque como me dijo una amiga hace un tiempo, no muy largo, el amor se hace de a dos. Soñarlo puede apaciguar la falta un tiempo pero después necesitamos tocarle la cara, abrazar su pelo, besar sus labios. Y eso es lo que, sin duda necesitamos.



25 mayo 2010

Ese Extraño Objeto de Deseo

Hay muchas personas en este mundo que pasaron su vida entera, incluso mueren, sin llegar a concretar ese acercamiento a su objeto de deseo.
Yo.
Personalmente considero que después de tanto tiempo tratando de conseguirlo entendí que un objeto de deseo es un objeto de deseo (miles de disculpas por la redundancia) porque es eso mismo.
Porque un objeto de deseo es algo que en realidad es más que el deseo mismo. Es algo o alguien que aunque lo tengamos a 1 cm de distancia no lo veríamos y si lo vemos en realidad no nos despertaría mayor interés. Porque en realidad esa es la gracia, si se puede llamar así, de tal objeto. Dormirnos, levantarnos, comer, salir a trabajar pensando en él. Ese extraño objeto que ni forma tiene, que se eleva ante los ojos de la fantasía para hacernos vivir en un mundo paralelo, muy lejano a ese mundo del que hablan los psicólogos.
Un mundo común y corriente. Sobre el que apoyamos nuestros pies mientras los sentidos se despegan del piso.
Tal objeto inalcanzable se ubica entre el limite de nuestra realidad y el deseo más intimo, hasta el más reprimido.
Por eso, porque no podría morir pensando en él. Prefiero mantenerlo en la fantasía.
Al hacerlo realidad estaría cambiando un momento de placer por una vida en busca de un nuevo objeto y en la frustante realidad que poco deja de libertad a nuestra imaginación.
Podría ser tratada de inocente o básicamente idiota, pero es una buena manera de que al fin de cuentas todo tenga un sentido.
O NO.