23 abril 2007

Más allá
Cuando pensabas que todo se había terminado pensabas también que algo iba a pasar. Porque creciste pensando que tu vida había sido escrita diferente a la de los demás.
Simple especimen en este mundo sos ahora y siempre.
Soltaste el saco en el sillón y miraste todo a tu alrededor. Todo normal, al extremo.
Te sentaste, dueño de ese espacio cerrado y prendiste un cigarro como un chico que prueba por primera vez. Quien iba a decir que esa vida te había tocado y la admirabas porque todos te admiraban...
Aspirabas el humo lentamente y lo retenías, creyendo que tenías el dominio de tu cuerpo aunque en tus adentros desconocías qué significaba eso.
Ella era la única que disponía de tus pensamientos y te castigaba. Pero ya no estaba...
En realidad nunca estuvo en tu vida pero existía. Su ausencia era lo que la hacía presente.
Allá, a través de los vidrios la veías. Era perfecta, describirla era pura vulgaridad. Clamaba por atravezar tus barreras y te acercabas...
Solo te acercabas y apoyabas la punta de los dedos pero no podías tocarla. La ansiedad te carcomía. No era la primera vez que ella estaba ahí... siempre estaba.
Su mirada perdía la nitidez y se alejaba. No querías pero que más podías hacer... solo dejarla ir. Sutilmente simulaba desprender los botones de tu camisa y creías que la pesadilla había terminado. Preso en ese muro de cristal todo era una alucinación que ella no podía cruzar. Simplemente seguía ahí, observándote mientras apoyabas tus labios esperando respuesta, y la tenías pero sin sentirla. Nunca la sentiste.
Bailaba buscando causarte un deseo que ya había provocado... lo sabía... y vos solo golpeabas tus muros y gritabas... ella reía y vos desesperabas. Tus manos resvalaban en el vidrio empañado tratando de lograr un mísero contacto.
Solo un golpe bastó para que todo se desmoronara. Corriste. Sentiste ese perfume que nunca habías sentido...
Caminabas tras ella como si fuera todo real. Tal vez lo es. Solo dio la vuelta y la miraste.
Inevitable es ver como una lágrima corta al medio tu mejilla con un simple movimiento.
Ahí esta, te mira a los ojos y con una sonrisa soberbia te dice "Tanto tiempo".


El error

Desapareció con el tiempo.
Como todas las cosas que hace, sin voluntad sus creaciones desaparecen y las palabras se borran. Palabras con sentido, diez minutos después lo pierden y vuelvo a quedar viviendo con sus promesas incógnitas. Él no era el único, había muchos. Pero no había nadie.
No lo puedo dejar ir aunque sea tan borroso su pensar. Dudas y más dudas.
Hace volar y te deja caer como si nunca hubieras sido alguien...
Tremendo efecto de choque contra el suelo. La gravedad lo ayuda, siempre esta de su lado. Y yo caigo... pero me adapto rápido.
Pensar que una vez creí que podía cambiarlo, hacerlo sentir. Mostrarle que hay gente que lo quiere y no es joda. Nada. Conocí el suelo otra vez, o mejor dicho reviví la experiencia.
Cree que le hago falta... me lo dice en la oscuridad y se da vuelta, acomoda las sábanas y hasta mañana.
Porque es tan débil, tan vulnerable e inseguro lo quiero más que ayer. Trata de estar pero le gana la vida, y quedo a segunda plano. Allá, lejos donde la cordura se ausenta y yo no tengo lugar.
Pero lo quiero, igual que a otros, tal vez un poco más hasta que se cae de la cama y se aleja.
Cuánto cuesta decir adiós, sin saber si alguna vez existió un verdadero "hola". Y ahí es donde me pudro. Reclama atención y lo escucho, una y otra vez, y me canso. Lo miro, y desvía. Se esconde y lo encuentro. Siempre. Ese es el error.