19 octubre 2007

Hermoso panorama de estar hundida en el colchón de mi cama con dos o tres almohadones que sostienen la espalda y el cuaderno apoyado entre mis piernas presionado por un conjunto de letras que se verá, son poco originales. Últimamente esta pasando eso.
La música para alejar ruidos del exterior.
Escuchando el acústico de alguna banda…
Sin más preámbulos, entre la gente que aplaude en mis oídos y la luz escasa que llega por la ventana y la lámpara de la mesita me imagino verte despertar una mañana. Así, al lado mío. Pero mi sentido de racionalidad y lógica hacen que este ahí sin que lo notes. No creo que en algún momento tenga la suerte de hacerme invisible y recorrer tus caminos sin permiso.
La música a veces me hace desvariar y no quiero que me veas así. Porque también puedo vivir en la realidad aunque a veces me aburre.
Suena una…dos…tres veces tu despertador pero tu blancura, tu pulcridad desmayada en la cama hacen que quiera apagar ese aparato. Nada de lo que puedas tener que hacer me hará perder esta imagen.
Quien sabe si mañana voy a poder escribir al lado tuyo o si ya no va a haber lugar para mí.
Creo, todavía, ocupar espacio.
Increíble es la manera como me controlo de no tocarte o solo apoyar mi cabeza junto a la tuya y sentirte más cerca.
Suena el despertador pero solo una vez, y giras. Algunas veces tengo miedo de dejar de ser invisible y me eches de acá.
Viéndote sentado, dándome la espalda suena un clic que me informa que es hora de hacer como que nunca nada pasó, que yo nunca estuve acá, y en realidad es así.
Me cuesta salir de ese cuarto que ya se va esfumando como un hilo de humo en el aire.
Y termino de escuchar ese acústico y todo se hace silencio.
Pero al fin la realidad marca tarjeta, obligándome a creer que no existís y
no sos más que lo que soy yo, para vos.