14 agosto 2008

Como algo que presiona el pecho incesantemente... se espera lo que está por venir. Cuando se sabe que cada vez falta menos... para empezar a vivir mejor. La felicidad es un abuso de confianza en estos días. Por eso solo podemos pedir que por lo menos algunas cosas mejoren.
Y más que una alienación de planetas o casualidades/causalidades, ahora depende solo de confiar un poco más... de la persona que somos, no de la que quisieramos ser sino la que se despierta cada mañana.
La otra persona vive solo en la fantasía, la que se atreve a todo, la que toma de su entorno lo mejor y lo demás lo deja en el camino.
Porque cuesta vivir a los palos todos los días, tropezando con las baldozas mal puestas, con alguna vieja que riega las plantas del balcón y nos salpica la cabeza...
Porque revienta los nervios estar quien sabe cuanto tiempo esperando por rendir...
Pero es así. A muchos no nos toca vivir tranquilos.