22 noviembre 2010

Porque sí

Sentir la alegría de ver desde arriba la sonrisa, abismal por momentos, que me golpeaba la cabeza para llamar un poco la atención. Esa atención que cuesta focalizar solo porque sí.
La sigo viendo, porque esta ahí, porque no se va, ¿que puedo hacer?, ya está. Aprendemos a vivir con las derrotas de batallas no luchadas. Básicamente, una "guerra civil". 
Guerra civil fue después. Porque lentamente la sonrisa empezó a comer todo lo que comenzaba a ser vital. 
Dicen que si no conoces, no materializas, no logras encarnar lo que te carcome la cabeza, no podes sentir así.
Entonces declaré y declaro, porque sí, la guerra a lo que tiene que ser, a la causa estática que a todos les hace suponer que es el momento culmine por el que se pueden dar la cabeza contra la pared. 
Guerra civil entre dos cuerpos. Impermeables uno del otro, porque alguien dijo que así tenía que ser. Porque una sonrisa no puede arrancar el cerebro, escurrirlo, amasarlo y tirarlo contra la pared.
¿Por qué?
Porque sí. Entonces guerra civil interna, entre el consciente y el inconsciente. 
Guerra civil entre miradas. Que no tenían que ser, según la lógica del resto. Porque las piernas tiemblan, se estremecen, en fin, se desequilibran. Su lógica de los hechos se desteje y queda desparramada ahí en el piso.
Porque siento, ahí en lo profundo de mis intestinos, que cuando miras para acá, empiezo a negociar la diplomacia, porque sí. 
Porque espero que alguien se haya sentido así para poder seguir caminando en el asfalto día tras día, por el resto de su vida. 

1 comentario:

Jo-Tsé dijo...

hey, muy bien... cada vez mejor